lunes, 31 de agosto de 2009

Ben -ha...Machismo es oprobio y prepotencia,




Ben -ha...


Machismo es oprobio y prepotencia,
burla, sufrimiento y dolor oculto,
coraza en la que con tormento,
se guarda el hombre de su esencia.

Es pasar por encima de la conciencia,
repudiar y ultrajar el sentimiento,
porque le es difícil comprender,
que procede de lo que desprecia.

La simple palabra machismo,
produce en el macho conmoción,
es escarnio para el misógino...
Aún cuando no sea la intención.

Van por la vida disimulando
ante el mundo, ¡ser de mente abierta!,
cuando su delirio el velo corriendo...
¡su identidad deja descubierta!

Estamos rodeadas de hombres,
que se ufanan en transitar,
con bandera de sabio hombre,
para traicioneramente callar...

A la mujer que quiere expresar,
sentimientos que para él son:
¡Denuncia que los puede atacar!

Se sienten desnudos y delatados,
¡y se unen para aplastar!
porque ellos solos...
¡Ni de eso, son capaz!


Ana María Moreno Pérez.

martes, 18 de agosto de 2009


Señor Mi Dios

Señor mi Dios, contemplo el cielo,
y veo el azul magnífico de tu presencia,
teñido con el blanco de tu omnipotencia…
Miro un poco más abajo
sin dejar de ver tu grandeza,
y observo el verde de la vida…
Que nos prodigas, y que revalida
tu existencia, siento la arena
en la caricia… y me prueba
lo inmenso de tu amor…

Advierto la brisa suave y fresca
que me hace sentir la calidez de
tu sonrisa, percibo el calor
del sol que me abraza,
y descubro tu desmedido amor...
Escucho la percusión de las olas entre sí,
aclamándote en consonancia
con mi corazón, y he aquí…
Que ratifico en tu paciencia,
que eres infinitamente sabio y poderoso…

Y que si mis vocablos son escuchados,
será por que tú me has inspirado…
¡Todo viene de ti!, la lluvia que prodiga
de vida nuestro suelo, y la belleza que en tu
presencia es íntegra... ¡Cuando veo al cielo!
y si tú lo apruebas, mi voz que es
dádiva tuya, será escuchada…
Señor hoy necesito decirte que jamás,
me he sentido más viva, ¡que en este momento!...
Que tengo esta ilusión, tan única para mí.

Y es cuando veo la posibilidad
de existir...Aun cuando
ya estoy aquí... No creo que sea
simple vanidad, más si es descubrir
a la niña, a la Mariana que nunca existió…
Y que siempre fue realidad en la sombra
de mi fantasía... Señor las lágrimas
brotan de mis ojos cual compuerta abierta
sin poder contenerlas… Y es que en verdad
no puedo dejar de verterlas…

Señor anhelo desbaratarme
en agua, aquí en la playa;
y fundirme con el torrente
de tu abundancia en la profundidad
de tu glorioso y gran amor.
Quiero ser parte del beso
de tu amor, y del canto
de la vida, que acaricia
mi ser… aquí tendida,
sintiendo el calor que me abraza.

Y que no me lastima,
quiero formar parte de ti,
que te fundes con el azul del mar,
y que siendo uno con el cielo,
aún así te puedo encontrar…
Porque estás aquí,
a mi lado, donde siempre
has estado, y que si
amenazo con alejarme,
enseguida, me tomas de la mano.

Ana María Moreno Pérez
2 agosto de 2008

Diáfana…

Diáfana…

Mírala…
¡Diáfana por el bosque caminando!…
Así, tan segura y espigada,
¡que su cabello va meciendo!…


¡Y diáfana, por el bosque caminaba!
y su andar era tan grácil y bello…
Que yo la veía la admiraba
y me ¡hechizaba su lindo cuello!…

Y el bosque, parecía la amaba,
y el viento le susurraba,
¡una canción de ensueño!
las flores su perfume le prodigaba,
y yo estaba como en un sueño…

El viento su rostro acariciaba,
¡y mecía sus largos cabellos!
¡besarla solo ansiaba!...
Y no me atrevía ¡todo era muy bello!

La cascada le salpicaba
gotas de agua y de roció...
Como prodigándole un beso,
¡y yo solo su mirada ansió!…

El pasto sus pies acariciaba,
la brisa le plantaba un beso…
¡El sol su rostro iluminaba!
y yo perdido en embeleso…

¡Ella tan bella y tan diáfana!
¡caminando como en un sueño!...
Que hermosa y que ufana…
se refleja su sombra sin dueño!…

Ana María Moreno Pérez

Ingenuos Rehenes



Ingenuos Rehenes

¡Sus hombros caídos y débiles,
desnudan su dolor al caminar!,
¡sus vejados cuerpecitos frágiles,
causan colosal deseo de abrazar!

Sus miradas tristes y apagadas,
¡en ellas se adivina al mirar!,
¡zozobra, y no sé, cuantas cosas más!,
¡Que inspiran deseo de abrigar!...

¡Ingenuos rehenes del dolor!,
¡por un alma altanera y fatua,
y por otra que no tiene valor,
¡que como estática estatua!...

¡Resiste la insolencia que mancilla!,
que la agravia, la ofende y lastima,
y que se convierte en arcilla,
¡en manos del tirano, “que la ama”!

Y no logra fuerzas encontrar,
en el grande amor que le brindan,
sus tiernas vocecitas, e ingenuo mirar,
que grandes desean ser, ¡para poderla salvar!

¡Impulsan el deseo de amarlos,
de su sufrimiento poderlos amparar!,
¡un poco, tan solo defenderlos,
en su afligido y triste avanzar!...

¡Se duele mi abrumado corazón!,
¡cuando veo sus triste mirar,
pasar por la vida en confusión,
sin parar su lamentable peregrinar!

¡Hay mis niños ingenuos rehenes!,
¡en verdad los quisiera salvar!,
mas son ustedes tristes mártires,
de dos... ¡Que no saben amar!

Autora: Ana Maria Moreno Pérez.