martes, 18 de agosto de 2009

Ingenuos Rehenes



Ingenuos Rehenes

¡Sus hombros caídos y débiles,
desnudan su dolor al caminar!,
¡sus vejados cuerpecitos frágiles,
causan colosal deseo de abrazar!

Sus miradas tristes y apagadas,
¡en ellas se adivina al mirar!,
¡zozobra, y no sé, cuantas cosas más!,
¡Que inspiran deseo de abrigar!...

¡Ingenuos rehenes del dolor!,
¡por un alma altanera y fatua,
y por otra que no tiene valor,
¡que como estática estatua!...

¡Resiste la insolencia que mancilla!,
que la agravia, la ofende y lastima,
y que se convierte en arcilla,
¡en manos del tirano, “que la ama”!

Y no logra fuerzas encontrar,
en el grande amor que le brindan,
sus tiernas vocecitas, e ingenuo mirar,
que grandes desean ser, ¡para poderla salvar!

¡Impulsan el deseo de amarlos,
de su sufrimiento poderlos amparar!,
¡un poco, tan solo defenderlos,
en su afligido y triste avanzar!...

¡Se duele mi abrumado corazón!,
¡cuando veo sus triste mirar,
pasar por la vida en confusión,
sin parar su lamentable peregrinar!

¡Hay mis niños ingenuos rehenes!,
¡en verdad los quisiera salvar!,
mas son ustedes tristes mártires,
de dos... ¡Que no saben amar!

Autora: Ana Maria Moreno Pérez.



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