martes, 18 de agosto de 2009

Diáfana…

Diáfana…

Mírala…
¡Diáfana por el bosque caminando!…
Así, tan segura y espigada,
¡que su cabello va meciendo!…


¡Y diáfana, por el bosque caminaba!
y su andar era tan grácil y bello…
Que yo la veía la admiraba
y me ¡hechizaba su lindo cuello!…

Y el bosque, parecía la amaba,
y el viento le susurraba,
¡una canción de ensueño!
las flores su perfume le prodigaba,
y yo estaba como en un sueño…

El viento su rostro acariciaba,
¡y mecía sus largos cabellos!
¡besarla solo ansiaba!...
Y no me atrevía ¡todo era muy bello!

La cascada le salpicaba
gotas de agua y de roció...
Como prodigándole un beso,
¡y yo solo su mirada ansió!…

El pasto sus pies acariciaba,
la brisa le plantaba un beso…
¡El sol su rostro iluminaba!
y yo perdido en embeleso…

¡Ella tan bella y tan diáfana!
¡caminando como en un sueño!...
Que hermosa y que ufana…
se refleja su sombra sin dueño!…

Ana María Moreno Pérez

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