viernes, 12 de agosto de 2011

Entre Las Cenizas






Hoy he surgido entre las cenizas
de mi orgullo derrotado,
he sobrevivido a la guerra,
cuando aún no he ganado.

Hoy denuncio a gritos
pero no ofuscados
el dolor y la burla
que estoy desechando.

Hoy proclamo que inicia
una nueva vida,
un nuevo amor,
un nuevo horizonte,
que con mi dolor
ya apaciguado
en mi vida vislumbro,
cual preciado diamante.

Hoy ,soy mujer que valgo
y que reconoce el tesoro,
que dentro de mí guardo.


Ana María Moreno Pérez
Agosto 2008

martes, 16 de noviembre de 2010

"Las princesas del castillo entre las nubes”


               "Las princesas del castillo entre las nubes”

Desde hace muchísimos años viven dos hermosas princesas en un castillo sobre las nubes, debajo del castillo hay un hermoso y florido bosque donde las princesas pasan sus momentos más felices. 
A la princesa Yosahani le encanta galopar en su precioso corcel blanco, disfrutar de la brisa de la tarde y del dorado escarlata del sol. Mientas que la princesa Anaí baila a los compas del trino de las aves, entre el color y el perfume de las flores.
Intempestivamente…Las aves despegan el vuelo desperdigándose por el bosque y quedando todo en absoluto silencio, las pajaritas madre muy alarmadas sólo atinan a cubrir el nido con sus alas desplegadas, para proteger a sus polluelos del malvado y ruin ser, que ha vuelto al bosque. Anaí no se da cuenta de nada y continúa bailando.
Lo que las princesas ignoran, es que antiguamente en el bosque reinaba un malvado mago de nombre Alejandro, quien odia las flores, la felicidad y el amor, pero que misteriosamente desapareció una noche de neblina en que los coyotes aullaban.
-¡Alto!-... ¡detente!, ¡no sigas más!... ¿es que acaso, no sabes quién soy?, ¡eres una irreverente!...
Sumamente sorprendida Anaí se detiene y observa delante de ella al ser más malvado y lóbrego que sus ojos han visto; es tal el impacto que no puede mencionar palabra alguna, lo que ocasiona que la furia del terrible mago Alejandro se acrescente y sin darle tiempo de reaccionar a la bella princesa le lanza un terrible hechizo.
-¡Agra gatagra, nina frenina que se convierta en blanca felina!, Ja, ja, ja, ja, ja…
Al decir esto la princesa empieza a encogerse, el pelo le brota por todo el cuerpo y queda reducida, a una hermosa gatita blanca.
-ja, ja, ja, ja, ja...
Con maquiavélica carcajada el mago Alejandro se aleja entre los árboles y la gatita se esconde tras unos arbustos. 
Más tarde la princesa Yosahani llega por su hermana que no está en el lugar acostumbrado y extrañada comienza a buscarla, cuando descubre a la gatita blanca que comienza a maullar muy lastimosamente; la princesa se conmueve y se inclina a acariciarla, entonces descubre la corona que tiene la gatita y que es igual a la de la princesa Anaí, angustiada le revisa el cuello y reconoce el medallón que pertenece a su familia por cientos de generaciones... ¡Ya no le cabe la menor duda. Su hermana a sufrido un infame hechizo!
-¡Nooooo!... ¿pero quién se ha atrevido a hacerte daño?-... La princesa llora desconsolada. Casualmente pasa por ahí el príncipe Aby, que anda de cacería y que por cierto es muy amigo de las princesas; sobresaltado por el llanto acude inmediatamente para ver quien llora de esa manera y descubre a la princesa con una hermosa gatita entre sus brazos; y le pregunta...
-¿Porque lloras Princesa Yosahani-, alguien te ha hecho daño?...
La princesa muy triste le narra la desgracia que se ha cernido sobre su familia; cuando se escucha, una maquiavélica carcajada.
-Ja, ja, ja, ja…ja, ja, ja, ja....
Es el mago que está oculto tras un árbol observando y deleitándose con la angustia de las princesas. El príncipe Aby indignado, se le enfrenta exigiéndole que rompa el hechizo, a la vez que desenvaina su espada, pero el alevoso mago le lanza un fulminante golpe de magia eléctrica, que el príncipe no logra esquivar cayendo inmediatamente aniquilado.
- Ja, ja, ja, ja, ¡Soy invencible!; y pronto este bosque volverá a ser lúgubre y oscuro… ¡ja, ja, ja, ja... ¡No más color, no más felicidad!, todos estarán sumidos en la tristeza y yo gozaré de sus desgracias, ja, ja, ja, ja . 
El mago está  disfrutando de su triunfo anticipado, cuando aparecen las hadas Luz de luna y Flor de noche, ellas son las hadas protectoras de los bosques, de los jardines e invernaderos y de todo lugar dónde exista una flor con la magia de su color, aparecen siempre que las flores o árboles están en riesgo. Inmediatamente las hadas se dan cuenta del peligro y proceden a advertirle al mago Alejandro que deshaga el daño que ha ocasionado o de lo contrario tendrán que hacerlo ellas. El mago suelta una terrible carcajada e inmediatamente les lanza un hechizo...
-Sombriuz, tristeciux, adinas, convirteix en oscuriuz-. 
El resplandor de luz, color y esencia de flores que envuelve a las hadas, las protege de toda maldad; y ya molesta Luz de Luna le dice.
-¡No eres invencible!, el mal nunca lo es, así que repara lo que has hecho o de lo contrario tendremos que proceder-…
-¡No lo haré!, ¡eso jamás!- y diciendo esto el mago lanza su fulminante golpe de magia eléctrica. Al no tener otra opción hada Flor de noche le dice a su hermana Luz de luna. 
- ¡Hagámoslo ya!-; y las hadas le lanzan polvos de amor aderezados de esencia de pétalos de rosáceas, rocío de noche en luna llena y aliento de palabras amorosas de los enamorados, ya que este es el mejor antídoto que las hadas tienen contra la maldad… El mago se tambalea, se le doblan las rodillas y cae al piso justamente en el momento en que el príncipe Aby abre los ojos y todavía confundido empieza a incorporarse. La princesa Yosahani que durante todo este tiempo protegió a la gatita con su cuerpo, descubre que empieza a transformarse nuevamente en la hermosa niña que es; con la felicidad pintada en el rostro da gracias a las hadas y llena de felicidad abraza a su hermana. 
Sumamente conmovidas por el amor de las hermanitas, las hadas prometen que siempre estarán protegiendo muy especialmente ese bosque y que además no se preocupen por el mago ya que este, no será capaz de hacerle daño a nadie más...  diciendo esto el mago empieza a incorporarse, su rostro ahora tiene un brillo muy especial, es más bien bonachón… sacude la cabeza, el polvo de su ropa y con voz muy agradable dice. 
- Buenas tardes hermosas niñas, amables damas y gallardo Joven, que la felicidad viva en sus corazones-; inmediatamente las aves comienzan a trinar y la princesa Anaí empieza a bailar, invitando a todos a imitarla, desde entonces todas las tardes en el bosque se reúnen las princesas, el mago, el príncipe y los habitantes del bosque a disfrutar del trino de las aves y la esencia de las flores, armándose una gran fiesta… colorín, colorado este cuento ha terminado.



©Ana María Moreno Pérez.
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Árbol quemado

Árbol quemado


El ruido del ventilador, la computadora
 
mis pensamientos…
 
cuatro paredes confinan mi mundo,
un mundo castrado de sueños.
 

El horizonte oscuro se plaga de filosas hachas
que amenazadoras se ciernen sobre mí
 
como si fuera… árbol quemado.

Me laceran, me matan lentamente
son monstruos alimentándose con la incertidumbre,
con el sahumerio que brota de mi cuerpo…
se enardecen
me demuestran el poder de su tajadura
y lascivas
 
se vuelven hacia el otro lado.

Acarician la maleza, me ignoran
 
mientras debilitado
 
exhalo… el último suspiro.

Ana María Moreno Pérez

lunes, 28 de septiembre de 2009

Grito silencioso


Grito silencioso


Y para ti, que es? …¡el silencio!...

es una frase de amor, no contestada,

es el dolor agudo…

¡que deja el vacío cuando callas!


Es tener una noche tórrida,

y quedarte dormido, cuando acabas,

es sentir, que quieres pasar desapercibida,

cuando momentos antes, la gloria palpabas।


Es sentir la insignificancia, que para tí

representaba,

ese momento, ese instante, que para mí,

la cúspide de nuestro amor simbolizaba।


La congoja y el vacío a mi alma sofocaban,

cuando momentos antes, inflamada

de amor estaba.

Pero que ironía tan cruel y malvada,

que lastima mi ser y mi alma enamorada।


Y solo queda esto, que mi corazón reclama,

es un grito silencioso de mi alma lastimada,

que no quiere comprender, que en silencio,

¡tal vez, tú también me amas!


Ana María Moreno

“La Despedida”


Esa noche negra, negra y sombría

en que mi corazón desgarrado

y lacerado por tu marcha ya moría…

¡esa noche… no la he olvidado!


Esa noche que la luna se escondía,

oculta entre las nubes esperando,

acaso si nuestro sufrimiento concluía

o si la continuábamos ignorando…


…Esa noche que las estrellas

estaban como siempre titilando,

como si se adivinaran tan bellas

y su luz nuestras siluetas juntando।


Esa noche que el viento mecía

tu cabello inquietamente,

esa noche tu sombra y la mía

quedaron unidas eternamente…


Esa noche que su perfume las flores

en ofrenda a nuestro amor ofrecía,

te besé y dije:- adiós, ¡no llores!

pero mi alma por dentro se moría।


Ana María Moreno

(8 junio de 2008)

lunes, 31 de agosto de 2009

Ben -ha...Machismo es oprobio y prepotencia,




Ben -ha...


Machismo es oprobio y prepotencia,
burla, sufrimiento y dolor oculto,
coraza en la que con tormento,
se guarda el hombre de su esencia.

Es pasar por encima de la conciencia,
repudiar y ultrajar el sentimiento,
porque le es difícil comprender,
que procede de lo que desprecia.

La simple palabra machismo,
produce en el macho conmoción,
es escarnio para el misógino...
Aún cuando no sea la intención.

Van por la vida disimulando
ante el mundo, ¡ser de mente abierta!,
cuando su delirio el velo corriendo...
¡su identidad deja descubierta!

Estamos rodeadas de hombres,
que se ufanan en transitar,
con bandera de sabio hombre,
para traicioneramente callar...

A la mujer que quiere expresar,
sentimientos que para él son:
¡Denuncia que los puede atacar!

Se sienten desnudos y delatados,
¡y se unen para aplastar!
porque ellos solos...
¡Ni de eso, son capaz!


Ana María Moreno Pérez.

martes, 18 de agosto de 2009


Señor Mi Dios

Señor mi Dios, contemplo el cielo,
y veo el azul magnífico de tu presencia,
teñido con el blanco de tu omnipotencia…
Miro un poco más abajo
sin dejar de ver tu grandeza,
y observo el verde de la vida…
Que nos prodigas, y que revalida
tu existencia, siento la arena
en la caricia… y me prueba
lo inmenso de tu amor…

Advierto la brisa suave y fresca
que me hace sentir la calidez de
tu sonrisa, percibo el calor
del sol que me abraza,
y descubro tu desmedido amor...
Escucho la percusión de las olas entre sí,
aclamándote en consonancia
con mi corazón, y he aquí…
Que ratifico en tu paciencia,
que eres infinitamente sabio y poderoso…

Y que si mis vocablos son escuchados,
será por que tú me has inspirado…
¡Todo viene de ti!, la lluvia que prodiga
de vida nuestro suelo, y la belleza que en tu
presencia es íntegra... ¡Cuando veo al cielo!
y si tú lo apruebas, mi voz que es
dádiva tuya, será escuchada…
Señor hoy necesito decirte que jamás,
me he sentido más viva, ¡que en este momento!...
Que tengo esta ilusión, tan única para mí.

Y es cuando veo la posibilidad
de existir...Aun cuando
ya estoy aquí... No creo que sea
simple vanidad, más si es descubrir
a la niña, a la Mariana que nunca existió…
Y que siempre fue realidad en la sombra
de mi fantasía... Señor las lágrimas
brotan de mis ojos cual compuerta abierta
sin poder contenerlas… Y es que en verdad
no puedo dejar de verterlas…

Señor anhelo desbaratarme
en agua, aquí en la playa;
y fundirme con el torrente
de tu abundancia en la profundidad
de tu glorioso y gran amor.
Quiero ser parte del beso
de tu amor, y del canto
de la vida, que acaricia
mi ser… aquí tendida,
sintiendo el calor que me abraza.

Y que no me lastima,
quiero formar parte de ti,
que te fundes con el azul del mar,
y que siendo uno con el cielo,
aún así te puedo encontrar…
Porque estás aquí,
a mi lado, donde siempre
has estado, y que si
amenazo con alejarme,
enseguida, me tomas de la mano.

Ana María Moreno Pérez
2 agosto de 2008

Diáfana…

Diáfana…

Mírala…
¡Diáfana por el bosque caminando!…
Así, tan segura y espigada,
¡que su cabello va meciendo!…


¡Y diáfana, por el bosque caminaba!
y su andar era tan grácil y bello…
Que yo la veía la admiraba
y me ¡hechizaba su lindo cuello!…

Y el bosque, parecía la amaba,
y el viento le susurraba,
¡una canción de ensueño!
las flores su perfume le prodigaba,
y yo estaba como en un sueño…

El viento su rostro acariciaba,
¡y mecía sus largos cabellos!
¡besarla solo ansiaba!...
Y no me atrevía ¡todo era muy bello!

La cascada le salpicaba
gotas de agua y de roció...
Como prodigándole un beso,
¡y yo solo su mirada ansió!…

El pasto sus pies acariciaba,
la brisa le plantaba un beso…
¡El sol su rostro iluminaba!
y yo perdido en embeleso…

¡Ella tan bella y tan diáfana!
¡caminando como en un sueño!...
Que hermosa y que ufana…
se refleja su sombra sin dueño!…

Ana María Moreno Pérez

Ingenuos Rehenes



Ingenuos Rehenes

¡Sus hombros caídos y débiles,
desnudan su dolor al caminar!,
¡sus vejados cuerpecitos frágiles,
causan colosal deseo de abrazar!

Sus miradas tristes y apagadas,
¡en ellas se adivina al mirar!,
¡zozobra, y no sé, cuantas cosas más!,
¡Que inspiran deseo de abrigar!...

¡Ingenuos rehenes del dolor!,
¡por un alma altanera y fatua,
y por otra que no tiene valor,
¡que como estática estatua!...

¡Resiste la insolencia que mancilla!,
que la agravia, la ofende y lastima,
y que se convierte en arcilla,
¡en manos del tirano, “que la ama”!

Y no logra fuerzas encontrar,
en el grande amor que le brindan,
sus tiernas vocecitas, e ingenuo mirar,
que grandes desean ser, ¡para poderla salvar!

¡Impulsan el deseo de amarlos,
de su sufrimiento poderlos amparar!,
¡un poco, tan solo defenderlos,
en su afligido y triste avanzar!...

¡Se duele mi abrumado corazón!,
¡cuando veo sus triste mirar,
pasar por la vida en confusión,
sin parar su lamentable peregrinar!

¡Hay mis niños ingenuos rehenes!,
¡en verdad los quisiera salvar!,
mas son ustedes tristes mártires,
de dos... ¡Que no saben amar!

Autora: Ana Maria Moreno Pérez.